miércoles, 4 de junio de 2014

Caso de intervención desde el modelo de Desarrollo Humano


En el siguiente artículo podrás identificar estos elementos:


·         Objetivo: Generar para ellas una mejor atención en salud, con profesionales especializados y de una vasta experiencia.
o   Buscar la democratización de las relaciones sociales en el campo, la participación ciudadana, lograr la equidad en el acceso a recursos, servicios, beneficios; y alcanzar niveles de equidad en el ejercicio del poder.
o   Orientar a las niñas y niños desde la escuela rural y el ámbito familiar en cada uno de los hogares, principalmente en cuanto a las relaciones afectivas y su valoración como personas.

·         Población: Mujeres rurales del municipio de Siachoque en los aspectos sociales y económicos.

·         Diagnóstico: Análisis de las necesidades en un proceso dinámico que se expresa en cambios sociales, económicos y culturales, surgen las siguientes preguntas: ¿son necesidades todo lo que referenciaron las mujeres rurales del municipio de Siachoque en la aplicación de la matriz, como necesidades? ¿Son diferentes las necesidades de ahora con respecto a las del pasado, y serán diferentes con respecto a las del futuro?

·         Situación problemática: las mujeres de ese municipio desean que les garanticen mayor y mejor calidad en la prestación del servicio de salud para ellas y sus familias, pues manifiestan que la administración municipal contrata médicos aprendices los cuales no ofrecen un servicio eficiente.
o   La complejización de los ciclos familiares, la tendencia al envejecimiento poblacional, la incorporación de la mujer al trabajo, la crisis estructural del empleo, la crisis del modelo educativo, la crisis urbana, la crisis ambiental, la crisis de los modelos políticos, etc., son fenómenos que se suceden con rapidez y que implican la necesidad de crear y reconvertir estrategias institucionales y asistenciales.
o   Necesidad de reconocimiento con una palabra o una manifestación de cariño y de aprecio para las mujeres que asumen la responsabilidad no solo de la reproducción social de las familias, sino también de contribuir a la producción.

·         Planeación: Teniendo en cuenta los requerimientos planteados en términos de satisfactores, para orientar una propuesta cuyo interés es satisfacer sus necesidades humanas a través de actividades propias de la cotidianidad de sus labores familiares y sociales.


García, O. (20007). Propuesta de desarrollo a escala humana para las mujeres rurales del municipio de Siachoque, Boyacá, Colombia. En: Apuntes del Cenes. pp. 257-274 Recuperado de http://virtual.uptc.edu.co/revistas2013f/index.php/cenes/article/download/219/223

miércoles, 12 de junio de 2013

Magister en Escala Humana y Economía Ecológica




Libro Desarrollo a Escala Humana







De la eficiencia a la sinergia


Enfocar el desarrollo en los términos aquí propuestos, implica un cambio de la racionalidad económica dominante. 

Obliga, entre otras cosas, a una revisión profunda del concepto de eficiencia. Esta suele asociarse a nociones de maximización de productividad y de utilidad, a pesar de que ambos términos son ambiguos. Tal como Taylor la entendía (para ilustrar con un caso conspicuo), al llevar el criterio económico al extremo más alienado de la razón instrumental. La productividad se nos aparece como bastante ineficiente. 

Sobredimensiona la necesidad de subsistencia y obliga al sacrificio de otras necesidades, acabando por amenazar la propia subsistencia. Cabe recordar que el taylorismo pasó a la historia como la 'organización del surménage. 

En discursos dominantes del desarrollo también se asocia la eficiencia a la conversión del trabajo en capital, a la formalización de las actividades económicas, a la incorporación indiscriminada de tecnologías de punta y, por supuesto, a la maximización de las tasas de crecimiento. El desarrollo consiste para muchos en alcanzar los niveles materiales de vida de los países más industrializados, para tener acceso a una gama creciente de bienes (artefactos) cada vez más diversificados. 

Cabe preguntarse hasta qué punto esos intentos de emulación tienen sentido. En primer lugar, no existen evidencias de que en aquellos países las personas vivan sus necesidades de manera integrada. En segundo lugar, en los países ricos, la abundancia de recursos y de bienes económicos no ha llegado a ser condición suficiente para resolver el problema de la alienación. 

El Desarrollo a Escala Humana no excluye metas convencionales como crecimiento económico para que todas las personas puedan tener un acceso digno a bienes y servicios. Sin embargo, la diferencia respecto de los estilos dominantes radica en concentrar las metas del desarrollo en el proceso mismo del desarrollo. 

En otras palabras, que las necesidades humanas fundamentales pueden comenzar a realizarse desde el comienzo y durante todo el proceso de desarrollo; o sea, que la realización de las necesidades no sea la meta, sino el motor del desarrollo mismo. Ello se logra en la medida en que la estrategia de desarrollo sea capaz de estimular permanentemente la generación de satisfactores sinérgicos.





Integrar la realización armónica de necesidades humanas en el proceso de desarrollo significa la oportunidad de que las personas puedan vivir ese desarrollo desde sus comienzos, dando origen así a un desarrollo sano, auto-dependiente y participativo, capaz de crear los fundamentos para un orden en el que se pueda conciliar el crecimiento económico, la solidaridad social y el crecimiento de las personas y de toda la persona. 

Un desarrollo capaz de conjugar la sinergia con la eficiencia quizás no baste para dar cumplimiento cabal a lo deseado; pero sí basta, y plenamente, para evitar que en el ánimo de las personas lo no deseado parezca inexorable. 


Satisfactores y sus atributos


La matriz que refleja el cuadro 1 no agota los tipos de satisfactores posibles. De hecho, estos abarcan un gran abanico de posibilidades. Proponemos, a título de hipótesis, distinguir estos cinco tipos:

  1. Violadores o destructores
  2. Pseudo-satisfactores
  3. Satisfactores inhibidores
  4. Satisfactores singulares
  5. Satisfactores sinérgicos

Los violadores o destructores son elementos de efecto paradojal.


Son aplicados con la intención de satisfacer una determinada necesidad, pero no sólo destruyen por completo la posibilidad de satisfacerla en un plazo mediato, sino que imposibilitan, por sus efectos colaterales, la satisfacción adecuada de otras necesidades.

Así, el armamentismo, supuestamente destinado a satisfacer la necesidad de Protección, en el fondo aniquila la Subsistencia, el Afecto, la Participación y la Libertad. Algo semejante sucede con el exilio forzado, la 'doctrina de la seguridad nacional', la censura, la burocracia o el autoritarismo.

Estos elementos paradójicos parecen estar vinculados preferentemente con la necesidad de Protección, la cual puede generar comportamientos humanos aberrantes, en la medida en que su insatisfacción va acompañada del miedo. El atributo que caracteriza a los violadores es que siempre son impuestos.

Los pseudo-satisfactores son elementos que estimulan una falsa sensación de satisfacción de una necesidad determinada. Sin la agresividad de los violadores o destructores, pueden en ocasiones aniquilar, en un plazo mediato, la posibilidad de satisfacer la necesidad a que originalmente apuntan. Su atributo especial es que generalmente son inducidos mediante la propaganda, la publicidad y otros medios de persuasión.

Los satisfactores inhibidores son aquellos que por el modo en que satisfacen (generalmente sobre-satisfacen) una necesidad determinada dificultan seriamente la posibilidad de satisfacer otras necesidades. Su atributo es que salvo excepciones, se hallan ritualizados en el sentido de que suelen emanar de hábitos arraigados.

Los satisfactores singulares son aquellos que apuntan a la satisfacción de una sola necesidad, siendo neutros con respecto a la satisfacción de otras necesidades. Son característicos de los planes y programas de desarrollo, cooperación y asistencia.

Su principal atributo es el de ser institucionalizados, ya que tanto en la organización del Estado como en la organización civil, su generación suele estar vinculada a instituciones, sean estas Ministerios, otras reparticiones públicas o empresas de diverso tipo.

Los satisfactores sinérgicos son los que al satisfacer una necesidad determinada estimulan y contribuyen a la satisfacción simultánea de otras necesidades. Su principal atributo es el de ser contra-hegemónicos, en el sentido de que revierten racionalidades dominantes tales como la competencia y la coacción.




Tiempo y ritmos de las necesidades humanas


Por carecer de suficientes datos empíricos, no podemos afirmar a ciencia cierta que las necesidades humanas fundamentales son permanentes. 

Sin embargo, nada nos impide hablar de su carácter social-universal, en tanto su realización resulta deseable a cualquiera, y su inhibición, indeseable. Al reflexionar en torno de las nueve necesidades fundamentales propuestas en nuestro sistema, el sentido común, acompañado de algún conocimiento antropológico, nos ha indicado que seguramente las necesidades de Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio y Creación estuvieron presentes desde los orígenes del 'Homo habilis' y, sin duda, desde la aparición del 'Homo sapiens'.


Probablemente en un estadio evolutivo posterior surgió la necesidad de Identidad, y, mucho más tarde, la de Libertad. Del mismo modo, es probable que en el futuro la necesidad de trascendencia -que no incluimos en nuestro sistema por no considerarla todavía tan universal- llegue a serlo tanto como las otras.

Parece legítimo, entonces, suponer que las necesidades humanas cambian con la velocidad que corresponde a la evolución de la especie humana: a un ritmo sumamente lento. Por estar imbricadas a la evolución de la especie, son también universales. Tienen una trayectoria única. 

Los satisfactores, en cambio, tienen una doble trayectoria. Por una parte se modifican al ritmo de la historia y, por otra, se diversifican de acuerdo a las culturas y las circunstancias, es decir, de acuerdo al ritmo de las distintas historias. 



Los bienes económicos (artefactos, tecnologías) tienen una triple trayectoria. Se modifican según los ritmos coyunturales y los cambios coyunturales ocurren con velocidades y ritmos distintos. La tendencia de la historia coloca al ser humano en un ámbito crecientemente arrítmico y asincrónico, en el que los procesos escapan cada vez más a su control. 

Esta situación ha llegado actualmente a niveles extremos.  Es tal la velocidad de producción y diversificación de los artefactos, que las personas aumentan su dependencia y crece su alienación, a tal punto que es cada vez más frecuente encontrar bienes económicos (artefactos) que ya no potencian la satisfacción de necesidad alguna, sino que se transforman en fines en sí mismos. 

En algunos de los sectores marginados por la crisis, y en grupos contestatarios a los estilos de desarrollo dominantes, surgen procesos contra-hegemónicos en que satisfactores y bienes económicos vuelven a subordinarse a la actualización de las necesidades humanas. Es en estos sectores donde podemos encontrar ejemplos de comportamientos sinérgicos que, de alguna manera, aportan un germen de posible respuesta a la crisis que nos apabulla. 

Si se escoge, a título de ejemplo, el casillero 4C, que indica formas del Hacer, para satisfacer la necesidad de Entendimiento, se encuentran satisfactores como investigar, estudiar, experimentar, educar, analizar, meditar e interpretar. Ellos dan origen a bienes económicos según sea la cultura y sus recursos, tales como libros, instrumentos de laboratorio, herramientas diversas, computadoras y otros artefactos.

La función de éstos es, ciertamente, la de potenciar el hacer del entendimiento.


La reivindicación de lo subjetivo


Suponer una relación directa entre necesidades y bienes económicos permite la construcción de una disciplina 'objetiva', como supone serlo la economía tradicional.

Es decir, de una disciplina mecanicista, cuyo supuesto central es que las necesidades se manifiestan a través de la demanda, la que a su vez está determinada por las preferencias individuales respecto de los bienes producidos. Incluir los satisfactores como parte del proceso económico implica reivindicar lo subjetivo más allá de las puras preferencias en materia de objetos y artefactos.



Bastará tan sólo con proponérnoslo para que podamos detectar de qué modo los satisfactores y bienes disponibles o dominantes limitan, condicionan, desvirtúan (o, por el contrario, estimulan) nuestras posibilidades de vivir las necesidades humanas. Podemos, sobre esa base, pensar las formas viables de recrear y reorganizar los satisfactores y bienes de manera que enriquezcan nuestras posibilidades y reduzcan nuestras frustraciones.

La forma en que vivimos nuestras necesidades es, en último término, subjetiva. Parecería, entonces, que todo juicio universalizador podría pecar de arbitrario. Tal objeción bien podría surgir, por ejemplo, desde la trinchera del positivismo.

La identificación que el positivismo hace de lo subjetivo con lo particular, si bien pone de manifiesto el fracaso histórico del idealismo absoluto, constituye para las ciencias sociales una espada de Damocles.

Cuando el objeto de estudio es la relación entre los seres humanos y la sociedad, la universalidad de lo subjetivo no se puede soslayar. El carácter social de la subjetividad es uno de los ejes de la reflexión sobe el ser humano concreto. No existe imposibilidad alguna de juzgar sobre lo subjetivo. Lo que existe, más bien, es miedo a las consecuencias que pueda tener tal discurso.

Hablar de necesidades humanas fundamentales obliga a situarse desde la partida en el plano de lo subjetivo-universal, lo cual torna estéril cualquier enfoque mecanicista.